sábado, 8 de octubre de 2011

hoy salí en Clarín

"Salir en Clarín" es un decir... Amanecí con mensajes de texto avisándome que me habían nombrado en el diario. Lo que nombraron fue mi exabrupto en el recital de Jorge Drexler, "exigiendo" que cumpliera mi deseo. Llevo años gritándole cosas a Drexler. Nunca exigí nada, y nunca se me cumplió el deseo.
Antes Drexler tocaba en la Trastienda. Bastaba con preguntar algo en voz alta para que él terminara contando quien era Mabel, la de La luna de espejos y donde quedaba Tacuarembó (pocas ciudades tan foneticamente copadas). Pero tarde o temprano nada es secreto, y vino la propaganda de la sopa que hace bien, el Oscar a capella, y Drexler se graduó de la Trastienda y pasó al Gran Rex que se pobló de señoras que hablaban del gimnasio y el botox, pero que eran sensibles. En una de esas noches de principios de siglo le grité "qué lindo cantás Jorge" y él me agradeció ya que ese tarde había tenido que corticoitearse por la afonía. Cuestión que vengo dominando el arte del timing del exabrupto durante años. Para que Drexler te escuche en las ligas mayores como solía hacerlo en La Trastienda, hay que gritar fuerte y chillón y en la primera mitad del recital porque después grita todo el mundo y no se escucha nada. Esta última vez, en un momento unplugged en que afinaba la guitarra, fui yo la que grité "¿vas a cantar la del soneto Jorge?", y él contestó "No lo tenía pensado pero ahora creo que sí...".


Lo que el Clarín no especifica es que después de mi grito en el momento justo, pasó algo terrible. Muchos se pusieron a gritar nombres de canciones, principalmente la invasión de chicas de 17 años que cantan de memoria los temas del último disco y no saben cual es Fusion. (Nota al pie: la vida nuevamente imita el arte. Yo, por ejemplo, me he convertido en el personaje freak de Hornby en "Juliet Naked", convencida que el que no sabe por lo menos dos canciones de Frontera de memoria, una siendo Camino a la Paloma, no puede estar sentado en el Gran Rex). Volviendo al tema, fue ahí cuando él calló a la multitud de adolescentes y me lo dijo. "No no. Voy a cantar la que pidió la señora". Y ahi lo supe. Como en una película de David Lynch se escuchaba el eco "señora, ora, ora" ... Luego de más de una década de seguir a Drexler, de gritarle algo en el instante indicado en cada recital, llegó el momento de retirarme con dignidad de los exabruptos y dejar lugar a las nuevas generaciones... Y asi es. Nadie sabe por qué un día el amor nace. Ni sabe nadie por qué muere el amor un día.


(Una nota al pie para la periodista de Clarin que me temo debe ser también una de las advenedizas que mi personaje freak tanto desdeña: la canción es "Que el soneto nos tome por sorpresa", y no que NO lo haga como Ud dice. La idea es que el soneto ya existe antes que uno lo escriba. Sólo hay que jugarse y estar para cuando se asome ... Como con el amor. )
Ya está. Soy una señora freak, de esas que corrige a la gente que no conoce.

jueves, 6 de octubre de 2011